MIRAVALLES
Hay días en los que
madrugar parece un deporte extremo, un cansancio indescriptible... y
probablemente lo sea. Pero a veces este esfuerzo se ve recompensado con días mágicos, como el que vivimos el sábado en la cima del
Miravalles, en la sierra de Ancares.
Bajo un intenso cielo azul, sin
una sola nube que lo tiñera de blanco, nos adentramos en un paisaje
de gran hermosura. En los densos bosques de montaña, llenos de
matices cromáticos, nos maravillamos con el amarillo de los
abedules, el rojo fuego de las hojas del arándano y el verde
profundo de los variados arbustos.
La densidad y la variedad botánica
de un paisaje a las puertas ya de la inminente llegada de la estación
otoñal, recreaban una atmósfera llena de encanto.
Los Ancares
representan todavía la quinta esencia del trekking solitario, un
ambiente fantástico para quienes desean degustar la montaña y la
naturaleza sin aglomeraciones.
Un lugar donde el cuerpo y el alma se
funden para disfrutar de la hermosura de la naturaleza,
concediéndonos el placer de desconectar del estrés de la vida
cotidiana.
Un espacio desconocido y por ello, lleno de encanto.
Por
eso y por mucho más, desde Transitum Natura seguimos (y seguiremos!)
amando la Sierra de Ancares, y esperamos que esa pasión con la que
la vivimos se transmita a través de nuestras rutas.
MONTE DO GATO
El Monte del Gato.
Lugar en el que despojarnos de nuestros prejuicios.
Por qué lo
decimos así? Porque creemos que es un ejemplo de cómo los
contrastes se pueden leer siempre desde una óptica positiva
En sus entrañas se enlazan el bosque autóctono con el
bosque antrópico, lo que muestra de forma dura y directa hasta qué
punto la acción humana puede llegar a ser de destructiva. Esto nos
ayuda a tomar conciencia, es decir, positivo. Y en medio del bosque
antrópico, sobrevive imponente el bosque autóctono. Esto, sin duda,
también lo es.
En este conjunto de
emociones intensas, a veces contradictorias que a menudo nos dejan
las excursiones, empezamos visitando las bellas Fervenzas del río de
los dos nombres que, aunque al 10% de su capacidad, todavía
sobrevive. Pudimos comprobar la gravedad de la sequía que padece
Galicia.
El verano que acabamos de despedir, seco, no hace sino
corroborar una situación por desgracia ya familiar durante el resto
del año: hay ausencia de agua.
Este factor climático, además de
suponer un gran prejuicio para el medio ambiente y para la economía
tradicional gallega, nos afecta a nosotros también, que amamos los
bosques tupidos y húmedos de Galicia.
A pesar de todo, hay
muchos aspectos positivos que remarcar, y sin duda, el placer de
observar la vida en los bosques es uno de los más notables: robles,
castaños, adebules, setas y caballos salvajes se cruzaron en nuestros pasos como
ejemplos de puro renacer.
En resumen...una
bella excursión circular en la que no faltaron momentos de cierta
aventura. Sí, a veces el bosque también se paga su parte,
cerrándonos caminos en un enmarñado abrazo de espinosos toxos!